Amoníaco

Al liberarse al medio ambiente, el gas amoniaco se adhiere muy rápidamente a la humedad, incluida la que se encuentra en los ojos, la boca, la garganta, los pulmones y la piel. El gas amoniaco tiene una amplia gama de usos, como fertilizante, tratamientos químicos, procesos de fabricación, neutralizadores de ácidos en la industria petrolera y en tratamientos de metales.

Es esencial monitorear los niveles de amoníaco debido a su toxicidad que causa irritación y daños corrosivos para advertir y cuantificar una fuga de amoníaco. Los monitores de gas suelen colocarse cerca de los estantes de carga y las zonas de almacenamiento, en el vaporizador, la sección de inyección y otros lugares cercanos al equipo de manipulación de fluidos de amoníaco, que tienen una probabilidad de fuga significativa. Dado que el amoniaco es más ligero que el aire, los sensores se colocan normalmente en la zona de respiración, de cuatro a seis pies por encima del nivel del suelo, o por encima de las fuentes potenciales de fuga.